Hay momentos en la vida en la que eres aún más consciente de que pase lo que pase, todo pasará. Vivas lo que vivas, todo pasará. Sientas lo que sientas, todo pasará. Es como un parón emocional en el que te quedas quieto esperando que las cosas ocurran y aún así, pues sientes que todo sigue teniendo una continuidad.
Ahora mismo me encuentro en ese momento. Estoy parada, estoy esperando. Es curioso que toda mi carta natal sea una vorágine activadora imposible de estar inmóvil y de repente sentir interiormente este parón tan grande. El mensaje de dentro que mi corazón expresa dice: "nada importa". La sensación es que nada tiene la suficiente importancia como para merecer el sacrificio que implica la acción de hacer algo por conseguirlo.
Y aún así sé que no es mi esencia, que mi esencia me "obliga" a movilizar las cosas y cambiarlas. A convertir este inmundo en un mundo lleno de vida.
¿Pero para qué?
Haga lo que haga, la vida seguirá su curso hacia la muerte. Piense lo que piense, a nadie le importa la construcción de mis pensamientos. Diga lo que diga no hay oídos que quieran escucharlo. ¿Tengo fuerzas para decirlo?
Quizás ahí esté enfocado la fuerza de mi carta, en encontrar esas fuerzas porque a pesar de que nadie lo quiera oír, alguien lo tiene que decir. Pero ahora mismo todo me pide interiorizar, meter para dentro la información y cocinarla a fuego lento. Dejar que la vida siga su curso y dejarme llevar por la corriente a esa muerte...
Libertad y Coherencia...