Un Contrato

 No sé qué poner de título, voy a hablar de un contrato, pero de un contrato específico. Un contrato que forma parte de una ceremonia de un curso de AlquimiaEsencial, elaborado por mi querida Silvia Marco.

Quiero compartir la amalgama de emociones que me provoca, porque firmarlo para mí ha sido toda una ceremonia de compromiso conmigo misma. Esto, que para otra persona pudiera ser una chuminada y me parece genial porque muchas cosas lo son para mí muchas veces, lo he vivido como algo importante porque es una inflexión en mi vida. Aunque el compromiso sólo lo he firmado para 40 días, reconozco que en realidad sería para toda la vida. De lo contrario, ¿para qué?

Si me hubieran dicho hace 10 años que me describiera, jamás habría puesto en la lista de adjetivos "comprometida". No porque no lo hubiera querido ser, pero me planto en esa edad, que ya estaba comprometida con una persona, que fallaba mucho, que me dejaba llevar, que era lo menos cocreadora con el Universo que cualquiera se pueda imaginar, comprometerme a cualquier cosa para mi propio bien. No me lo creería.

Pero sin ir más lejos, hace unos 3 meses. Comprometerme a lo que me he comprometido. Ya era capaz de no comer azúcar porque hacía otros 4 meses que llevaba sin comer azúcar. Pero... esto.

Por privacidad y respeto no voy a compartir el contrato, os puedo asegurar que parece chuminada la primera vez que lo lees, pero cuando te comprometes a lo que me he comprometido... Es muy transformador. Tienes que estar pendiente de cualquier cosa que expresas, ser capaz de pensar antes de hablar. Y mira que tengo tablas por mi experiencia vital, aún así... pensar antes de decir lo que te brota no es nada fácil.

Hace un mes seguía muy enfadada y rabiosa. No con nada, simplemente con la vida. Llevaba tanto tiempo enfadada que no era consciente de qué cantidad de rabia habitaba en mí. La ira salía a borbotones, ya no tenía límites, salía de las formas más inconscientes posibles. Que mi fisio me ayudara a verlo y me diera la pista de cómo trabajarlo, fue un momento... incómodo. Han sido muchos años con rabia.

Todavía no he terminado con el proceso, pero voy muy encaminada a su final. Los efectos han sido alucinantes. Ya no irradio rabia constante, ahora es fácil canalizarla. Por eso, comprometerme a pensar antes de hablar ahora sí puedo hacerlo. Hace apenas dos semanas no.

(Sabía que algo había que necesitaba sacar compartiendo, porque no me cuadraba que no pudiera hacer el contrato antes. La maravilla de compartir).

No soy persona de pedir señales, y me estoy comprometiendo a muchas cosas. Me cuesta ver los frutos del cumplimiento de mis deseos y reconozco que en un momento dado dudé. Y necesité pedir una señal. Si no estuviera despierta para verlos, habría pasado desapercibido, pero he vivido un momento revolucionario en mi vida, aunque no lo pareciera.

Silvia Marco ha estado ahí desde el principio y me siento muy agradecida porque apareciera en mi vida.

¿Dónde está la Verdad?

 Hay momentos en la vida en la que eres aún más consciente de que pase lo que pase, todo pasará. Vivas lo que vivas, todo pasará. Sientas lo...